PRACTICAS BÁSICAS
3- Sentarse como una montaña
Thich Nhat Hanh
Henry era
profesor de matemáticas en la Escuela Francesa de Toronto que, al regresar a su
escuela después de pasar tres semanas en
Plum Village, empezó a practicar junto a sus estudiantes. Entró en el aula despacio, caminando en plena consciencia, y
se puso a escribir en la pizarra de forma consciente. Los estudiantes le preguntaron:
<< ¿Profesor, está usted enfermo?>>. Y Henry contestó: << No,
no estoy enfermo>>, solo estoy practicando el caminar consciente. me
gusta hacerlo, siento mucha paz. Hay en mi mucha paz porque he aprendido a
practicar la plena conciencia. ¿puedo contar lo que hice en Plum Village? y
todos le escucharon.
Hola acordaron que cada 15 minutos 1 de los
alumnos daría una palmada (no tenían campana de plena consciencia todavía) y
todos, incluso el profesor, practicarían la respiración consciente y se relajarían
sentados en la silla. practicaban dejar de hacer lo que se estuviesen haciendo
y regresar a sí mismos en ese momento poniendo toda la atención en la
inspiración y la espiración. eso les ayudó a mejorar su capacidad de
aprendizaje.
Al principio, era como un juego; pero con el
tiempo, se convirtió en parte de sus vidas. Toda la clase se benefició de la
práctica de la respiración y de sentarse en plena consciencia. Se dio una
transformación, una sanación, y el aula de Henry realizó grandes progresos, se
convirtió en una alegre familia. Otras aulas de la escuela siguieron su ejemplo,
y cuando Henry llegó a la edad de jubilación, la administración le pidió que se
quedara unos años más. Pudo concentrarse en llevar la práctica de la plena
conciencia a la escuela y aumentar la calidad de la enseñanza y del aprendizaje.
Lo que Henry experimentó está al alcance de
cualquier educador. Con solo sentarse y respirar, puede ayudar a sus alumnos a
sufrir menos y a ser felices. Los ayuda a generar una sensación de alegría y
más tarde sabrán cómo generar esa sensación por sí mismos.
En nuestra mente hay una radio que funciona
sin cesar, la radio PSP: Pensar Sin Parar. Cuando nos sentamos, apagamos la
radio y disfrutamos de cada respiración de forma más profunda. la sanación y la
nutrición se dan con más facilidad. si estás concentrado de verdad en la
respiración, aunque sea solo por un instante, descubrirás que, de forma natural,
dejarás de pensar sobre el pasado por el futuro, sobre proyectos y preocupaciones,
y desarrollarás tu capacidad para disfrutar con cada respiración de las
maravillas de la vida en el momento presente. eso se convierte en un hábito, pero
requiere de cierto entrenamiento, al igual que jugar al ping pong o al tenis.
Con la práctica, adquieres el hábito de disfrutar de la respiración al sentarte.
Durante la meditación sentada, por tanto, dejamos
de hablar y calmamos el cuerpo y la mente. No dejamos que el pensamiento nos
arrastre. Es muy beneficioso abandonar nuestro pensamiento sobre el pasado o el
futuro y regresar al momento presente. El pensamiento es lo que nos aleja del
aquí y el ahora. Si estás atrapado en el pensamiento todo el tiempo, te cansas
y no eres capaz de estar presente.
El filósofo René Descartes dijo: << pienso,
luego, existo>>. Pero no estoy de acuerdo: << pienso, luego, no
existo aquí, no estoy realmente aquí para experimentar las maravillas de la
vida>>. Si el pensamiento me arrastra, no puedo estar realmente presente.
A veces el pensamiento es productivo, pero otras veces nos aleja de la
experiencia de estar con la persona que está aquí, con lo que está pasando aquí
ahora. Puedes calmar los pensamientos de forma natural si concentras la
atención plenamente en la inspiración y la espiración. Observas un silencio elocuente, poderoso, que
te permite estar totalmente vivo y presente para disfrutar de cada momento, de
cada respiración. Ese silencio no es en absoluto opresivo: está muy vivo. Cuando
paramos de hablar y calmamos el pensamiento y la respiración, volvemos a estar
vivos, atentos a lo que ocurre en nosotros y en torno a nosotros. Podemos
describir ese silencio como un << silencio atronador>>, tan
poderoso como el trueno. Cuando nos sentamos y respiramos juntos de esa manera,
podemos generar una energía colectiva muy poderosa que penetrará en cualquiera
que esté en el aula, y contribuirá a su sanación y transformación.
La mente es como un río; los pensamientos son
gotas de agua qué se suceden en la corriente. Meditar es sentarse junto al río
de la mente y reconocer cada pensamiento que aparece. Puedes practicar sentado
con cada uno de estos versos durante una o dos respiraciones:
Consciente de mi inspiración, inspiro.
Consciente de mi inspiración, espiro.
Siguiendo mi inspiración, inspiro. Siguiendo
mi inspiración, espiro.
Consciente de mi cuerpo, inspiro. Consciente
de mi cuerpo, espiro.
Calmando mi cuerpo, inspiro. Calmando mi
cuerpo, espiro.
Generando alegría, inspiro. Generando
alegría, espiro.
Generando felicidad, inspiro. Generando
felicidad, espiro.
Consciente de una sensación o emoción
dolorosa, inspiro. Consciente de una sensación o emoción dolorosa, espiro.
Calmando esa sensación o emoción dolorosa,
inspiro. Calmando esa sensación o emoción dolorosa, espiro.
Imagina mil estudiantes sentados en silencio en una asamblea escolar
practicando la respiración consciente para calmar el cuerpo y soltar la tensión
gracias a una meditación sentada como esta. Los alumnos de ese grupo sentirán
una poderosa energía que puede ayudarlos a calmarse y a sentirse más felices. Un
niño o niña que se encuentra en la escuela dentro de un grupo que puede generar
energía de amor y comprensión tendrá más oportunidades para transformar su
sufrimiento. Una energía colectiva de paz, generada por la plena consciencia,
es la respuesta.